Producción • INFORME ESPECIAL

Los efluentes porcinos pueden nutrir el suelo

Por el aporte de materia orgánica y nutrientes, estos subproductos de origen animal pueden potenciar los rendimientos de los cultivos y aumentar la sustentabilidad de los sistemas. 

  • 22/06/2022 • 10:00

Por: INTA

Fotos: banco de imágenes

En la Argentina, los suelos de la región Pampeana, sufren un gran deterioro nutricional en manos de la producción agrícola, que genera una pérdida entre el 30 y el 50% de materia orgánica. Si bien, los especialistas reconocen que la fertilización se incrementó en los últimos años, resulta menor que la remoción de nutrientes que genera la producción de los principales granos.

Frente a este panorama, el reciclado de nutrientes, mediante la implementación de subproductos orgánicos de origen animal, tales como efluentes y residuos sólidos, resulta una estrategia válida que podría contribuir, en gran medida, a mitigar dicha falta de reposición. Así lo afirma Nicolás Sosa -especialista en enmiendas minerales y orgánicas en el suelo del INTA Manfredi, Córdoba-.

“El uso de estos subproductos como fertilizante permite aumentar la producción de los cultivos y contribuye a generar un sistema sustentable, dado que mejora las condiciones químicas, físicas y biológicas de los suelos”, detalló Sosa.

En este sentido, el técnico de Manfredi destacó la utilización de efluente porcino y la consideró “una importante estrategia de reposición de nutrientes a largo plazo que permitiría reducir o sustituir parte de la fertilización inorgánica”.

Esto cobra mayor importancia si se tiene en cuenta, que la producción animal en el país y el mundo evoluciona hacia sistemas intensivos y concentrados que generan una mayor cantidad de residuos recuperables.

“Si bien el proceso de intensificación es acompañado por mejoras en el sistema de producción como un mayor uso de tecnologías de insumos y procesos, bienestar animal, genética y nutrición, en muchos casos, no hay una planificación sobre la disposición final de los residuos generados”, puntualizó Sosa quien subrayó que “de no gestionarse adecuadamente pueden generar un grave impacto ambiental”.

Para una correcta utilización de los residuos orgánicos como abono agrícola, Sosa recomendó considerar la composición de los mismos, la oferta de nutrientes del suelo y las necesidades de los cultivos a los que aplicaremos estos fertilizantes. Y destacó “su importante valor agrícola, a la hora de restituir los niveles de materia orgánica y nutrientes del suelo”.

“Es fundamental conocer el tipo de abono que gestionamos, su composición físico química y características, así como su correcta utilización y manejo, que implica la aplicación al suelo en dosis agronómicas según tipo de cultivo, época de aplicación y suelo receptor”, señaló.

Además, agregó: “Es importante e indispensable conocer la calidad del subproducto utilizado, para prevenir potenciales daños al suelo, además de monitorear periódicamente el sodio intercambiable (PSI) y las propiedades físicas del suelo”.

Es importante realizar un control preciso de la cantidad de efluentes a aplicar y una correcta utilización de los métodos mecánicos al alcance para realizar esta distribución. “Esto resulta imprescindible para garantizar un manejo sostenible, rentable y agronómicamente correcto de los efluentes”, subrayó el profesional.

Una aplicación controlada reducirá las desagradables emisiones de olores, disminuirá la emisión de amoníaco y de gases con efecto invernadero, mejorará la calidad del aire y, por lo tanto, también la aceptación social de este tipo de prácticas.

Producción porcina sana y sostenible a pequeña escala

A partir del Proyecto Estructural Producción Sostenible y Sanidad Porcina, de carácter nacional, se creó un criadero didáctico de cerdos ubicado en el Campo El Alambrado (Concordia, Entre Ríos) que trabaja con una producción no tradicional, en la que cada cerda madre produce 16 lechones distribuidos en dos partos a lo largo del año. La mayor parte de los porcicultores de Entre Ríos maneja criaderos con menos de 50 madres, siendo en general producciones de tipo familiar. 

En la producción al aire libre los cerdos tienen la posibilidad de manifestar sus comportamientos naturales, se realiza servicio natural, los animales cuentan con sombra, refugio o paridera, agua limpia siempre y reciben raciones balanceadas caseras de acuerdo a su categoría, elaboradas con subproductos de la agroindustria local. 

“Nos parece que contar con el criadero es importante para generar una unidad productiva-comercial sustentable desde el punto de vista económico y ambiental que permita mantener una familia rural”, indicó Juan Pablo Hegglin – extensionista en los Criaderos Didáctico de Cerdos y Peces del INTA-CTMSG Concordia–.

“Colaboramos en la formulación de proyectos de personas que deseen comenzar con la actividad (escala, costos, desarrollo de productos comerciales, habilitaciones)”, expresó. Junto con otras seis instituciones elaboraron una guía para la habilitación de criaderos porcinos en la provincia.

Se apunta a que las cerdas tengan una vida reproductiva de seis años y unos 12 partos, es decir que produzcan entre 1300 y 1400 kilos de lechón faenado a lo largo de su vida, adecuando instalaciones a las distintas condiciones climáticas, brindándoles nutrición, sanidad y condiciones de bienestar óptimas.  

“Las madres son de una genética que se adapta a la cría al aire libre con refugios y sombra, además se busca que tengan habilidad materna y den un número elevado de lechones”, explicó Carlos Fuser –extensionista del INTA Concordia–.

En el campo criadero didáctico se realiza servicio natural no dirigido que tiene una duración de un mes. Una semana antes de que finalice el periodo de gestación de 114 días, las cerdas son colocadas en un  lote individual con paridera. Luego del parto, los lechones permanecen con la madre durante todo el período de lactancia y a los 20 días de nacidos se les ofrece alimento para que vayan aprendiendo a comer y complementen el aporte de la leche materna.